El poder de elogiar a los demás

Elogiar no es simplemente decir algo bonito o ser amable: es una herramienta poderosa de conexión emocional y bienestar psicológico. Desde la psicología positiva, se ha demostrado que el reconocimiento sincero tiene efectos profundos tanto en quien lo recibe como en quien lo da.

Cuando elogiamos a alguien, estamos reforzando su autoestima, validando su identidad y promoviendo un ciclo de motivación interna. El cerebro humano responde al elogio liberando dopamina —el neurotransmisor del placer y la recompensa—, lo que genera una sensación de alegría y satisfacción. Pero más allá de lo biológico, el elogio es una forma de decir: “Te veo, te valoro, y lo que haces importa.”

👉 Por ejemplo:

  • Cuando le dices a un compañero de trabajo: “Admiro la calma con la que manejas los problemas”, no solo refuerzas su conducta positiva, sino que creas un clima laboral más humano y colaborativo.
  • Si le dices a tu pareja: “Me encanta cómo me escuchas cuando hablo”, estás nutriendo la relación con atención y gratitud.
  • Y cuando le dices a un hijo o estudiante: “Confío en ti, sé que puedes lograrlo”, estás sembrando una creencia poderosa en su mente: la de su propia capacidad.

El elogio genuino tiene un efecto multiplicador. Las personas que se sienten vistas y reconocidas tienden a reproducir esas mismas conductas con otros. Así, se crea una cadena de validación emocional, donde el respeto y la empatía se vuelven la norma.

Sin embargo, es importante recordar que el elogio debe ser auténtico y específico. No se trata de adular o exagerar, sino de observar con atención y reconocer lo que realmente valoras. Un elogio vacío pierde fuerza; en cambio, uno sincero puede transformar el día —o incluso la vida— de alguien.


💡 Ideas prácticas para aplicar el poder del elogio:

  1. Sé específico.
    En lugar de decir “¡Buen trabajo!”, prueba con: “Me gustó cómo resolviste ese problema con calma y claridad”.
    Los elogios concretos refuerzan conductas positivas.
  2. Elogia en público, corrige en privado.
    Reconocer los logros frente a otros potencia la motivación y el sentido de pertenencia.
  3. Incluye aspectos emocionales.
    No solo valores resultados, también la empatía, la perseverancia o la amabilidad.
  4. No esperes un momento especial.
    A veces, un “gracias por escucharme” o “valoro tu presencia” puede tener un gran impacto.
  5. Aprende a recibir elogios.
    Aceptarlos con gratitud también es parte del crecimiento emocional.

💬 Ejercicio práctico:

Durante una semana, proponte elogiar cada día a tres personas diferentes. No por obligación, sino como un acto consciente de conexión. Observa cómo cambia tu entorno… y cómo cambias tú.

Elogiar es un arte sencillo que todos podemos practicar. Nos enseña a ver lo bueno, a fortalecer los lazos y a construir un mundo donde las palabras sanen más de lo que hieren.

Porque en cada elogio sincero hay un pequeño acto de amor, y en cada palabra amable, una oportunidad para que alguien recuerde su propio valo

Porque cuando reconoces la luz en alguien más, inevitablemente haces brillar también la tuya.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *