Mi ex, un narciso

Con el tiempo entendí que mi ex no amaba: necesitaba admiración.
Confundí su seguridad con fortaleza, su intensidad con interés, su ego con personalidad.
Mientras más me acercaba, más desaparecía yo.

Viví girando alrededor de alguien que solo se miraba a sí mismo.
No había espacio para mis emociones, mis límites ni mis logros…
porque todo debía ser sobre él.

La manipulación se disfrazaba de cariño, el control de preocupación,
y la indiferencia de ‘así soy yo’.
Y yo, creyendo que si daba un poco más, por fin me vería.

Hoy sé que no faltaba amor de mi parte.
Faltaba su capacidad de empatía, de responsabilidad, de reciprocidad.
Faltaba algo que yo jamás podría darle: la voluntad de cambiar.

Así que me fui.
Y al irme, me encontré
.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *